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Primavera, epoca de clima fresco y agraddable, donde las aves cantan, los animales se aparean y ¡vuelven las alergias!
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—Apodo —
Lelo, Estúpido, Neri.
—Nombre —
Normei.
— Edad {Aparente} —
21.
— Raza —
Luz / Rei.
—Nacionalidad—
Holandés.
— Sexo —
Hombre.
— Tendencia Sexual —
Asexual.
—Preferencia—
Seme.
Lelo, Estúpido, Neri.
—Nombre —
Normei.
— Edad {Aparente} —
21.
— Raza —
Luz / Rei.
—Nacionalidad—
Holandés.
— Sexo —
Hombre.
— Tendencia Sexual —
Asexual.
—Preferencia—
Seme.
— Descripción Física —
Neri es un joven promedio, mide 1’80cm y su metabolismo —aunado a muy poco ejercicio— le ha regalado el que no tenga que preocuparse por su figura, sus músculos no están especialmente marcados pero a él no parece preocuparle demasiado. Es de tez pálida —a veces más blanquecina o aperlada de lo que él puede soportar—, los rayos del sol no parecer tostar ni una célula de su epidermis, detalle que adjudica a sus orígenes. Sus cabellos son rubios, a veces pueden verse un poco más oscuros —dependiendo de la luz (?)—, la longitud de sus hebras son desiguales y le dan un aire bastante desaliñado que Neri no se preocupa en arreglar — porque piensa que el look descuidado le sienta muy bien —. Sus iris tienen la misma pigmentación que la del pelo, algo más anaranjados. Un detalle trol acerca de sus ojos, es que son tan grandes que le impiden usar lentillas —para corregir sus problemas de vista— al crearle problemas de irritación en los mismos, así que tiene que usar forzosamente lentes —los cuales no usa nunca por dejarlos olvidados en cualquier parte. Así que no es extraño verle con la mirada entrecerrada la mayor parte del tiempo, dando la apariencia de tener los párpados caídos—. En cuanto a su ropa no le hace feos a nada —excepto a la ropa femenina porque considera que su falta de curvas no le dejarían lucir bien ni faldas ni vestidos— mientras sea apropiada para cada ocasión, dado que no le gusta llamar la atención de un modo negativo.
— Descripción Psicológica —
Lelo. Ese sería uno de los tantos calificativos que podrían adjudicársele a Neri a primera vista. En su más tierna infancia, este lucecita(?) mostró señales de poseer una inteligencia privilegiada. Don que según sus congéneres, se vio desperdiciado cuando el pequeñín tuvo problemas en cualquier otra área que no fueran los números, Neri tenía —al parecer— un cuadro de dislexia. Así pues, a lo largo de sus primeros años de vida, fue tratado como si fuera exageradamente estúpido y aunque en algún punto aquello generó algún complejo, este quedó atrás cuando Neri aprendió que podía aprovecharse de los demás ya fuera por la lástima o el bajo concepto que tenían de él.
Pasando a temas más normales — y menos melodramáticos —, Neri es sociable y hasta cierto punto extrovertido, aunque no lo aparente. Su tendencia a hablar con frases cortas y claras, sumando a que son pocas las veces en las que se anima a hablar mucho y su aversión a ciertas reglas —no escritas(?)— sobre eventos sociales, suele dar la mala impresión de ser un poco antisocial. Es agradable con aquellos que lo son con él —incluso cariñoso—, con el resto puede llegar a ser distante y hasta algo bruto. Siente una desconfianza innata hacia todo ser vivo, y esta va desapareciendo dependiendo del carácter de la otra persona —o ser(?)—. Es sumamente rencoroso y le es difícil aceptar disculpas si no las nota sinceras. Así mismo le es fácil sentirse ofendido por cierto tipo de personas, las cuales siempre suelen pasar directamente a su lista negra, convirtiéndose en el centro de todas sus maldades.
Es extremadamente perfeccionista y desordenado. Aunque su humor siempre se vea enmascarado por expresiones tranquilas, ausentes y/o entusiastas, Neri tiene cambios bruscos de ánimo que se hacen claros en sus formas —cuanto más molesto, más torpe y errática en su forma de expresarse—.
Por otro lado, tiene una gran capacidad y sensibilidad para percibir el entorno y es de intuición rápida. Es curioso, creativo y presenta una agudeza mental que sólo se ve empañada en las dificultades que tiene para casi todo aquello que esté relacionado con la escritura, ortografía y, a veces, el habla. Entre sus habilidades puede destacarse su facilidad para timar a la gente, desvalijar casinos, conseguir que otros hagan el trabajo por él, el póker, aquello que guarda estrecha relación con las matemáticas y física y tocar instrumentos de percusión.
Pasando a temas más normales — y menos melodramáticos —, Neri es sociable y hasta cierto punto extrovertido, aunque no lo aparente. Su tendencia a hablar con frases cortas y claras, sumando a que son pocas las veces en las que se anima a hablar mucho y su aversión a ciertas reglas —no escritas(?)— sobre eventos sociales, suele dar la mala impresión de ser un poco antisocial. Es agradable con aquellos que lo son con él —incluso cariñoso—, con el resto puede llegar a ser distante y hasta algo bruto. Siente una desconfianza innata hacia todo ser vivo, y esta va desapareciendo dependiendo del carácter de la otra persona —o ser(?)—. Es sumamente rencoroso y le es difícil aceptar disculpas si no las nota sinceras. Así mismo le es fácil sentirse ofendido por cierto tipo de personas, las cuales siempre suelen pasar directamente a su lista negra, convirtiéndose en el centro de todas sus maldades.
Es extremadamente perfeccionista y desordenado. Aunque su humor siempre se vea enmascarado por expresiones tranquilas, ausentes y/o entusiastas, Neri tiene cambios bruscos de ánimo que se hacen claros en sus formas —cuanto más molesto, más torpe y errática en su forma de expresarse—.
Por otro lado, tiene una gran capacidad y sensibilidad para percibir el entorno y es de intuición rápida. Es curioso, creativo y presenta una agudeza mental que sólo se ve empañada en las dificultades que tiene para casi todo aquello que esté relacionado con la escritura, ortografía y, a veces, el habla. Entre sus habilidades puede destacarse su facilidad para timar a la gente, desvalijar casinos, conseguir que otros hagan el trabajo por él, el póker, aquello que guarda estrecha relación con las matemáticas y física y tocar instrumentos de percusión.
— Gustos —
→ Preparar cualquier tipo de café.
→ Hacer dibujitos con la espuma del café.
→ Tomarle el pelo a la gente que no le gusta.
→ Los juegos de cartas.
→ Las apuestas.
→ Poder aporrear cualquier tipo de timbal, tambor y platillos.
→ La música indie, rock y cualquier otra que tenga buena base instrumental.
→ Dormir muchas horas seguidas, los videojuegos, y no confundir la izquierda con la derecha —y viceversa—.
→ Las cintas de pelo con colores chillones.
— Odios —
→ La megolomanía.
→ Los que tratan de tomarle el pelo por parecer lelo.
→ Los ruidos muy fuertes o agudos, y las infecciones de oído.
→ La comida en extremo picante.
→ Tropezarse consigo mismo, con el suelo plano o nada más salir de la cama. Confundir izquierda/derecha y arriba/abajo
→ Que lo zarandeen o ir con un kamikaze al volante(?) —se marea fácilmente—.
→ Que se rían demasiado de su muy especial caligrafía.
→ Preparar cualquier tipo de café.
→ Hacer dibujitos con la espuma del café.
→ Tomarle el pelo a la gente que no le gusta.
→ Los juegos de cartas.
→ Las apuestas.
→ Poder aporrear cualquier tipo de timbal, tambor y platillos.
→ La música indie, rock y cualquier otra que tenga buena base instrumental.
→ Dormir muchas horas seguidas, los videojuegos, y no confundir la izquierda con la derecha —y viceversa—.
→ Las cintas de pelo con colores chillones.
— Odios —
→ La megolomanía.
→ Los que tratan de tomarle el pelo por parecer lelo.
→ Los ruidos muy fuertes o agudos, y las infecciones de oído.
→ La comida en extremo picante.
→ Tropezarse consigo mismo, con el suelo plano o nada más salir de la cama. Confundir izquierda/derecha y arriba/abajo
→ Que lo zarandeen o ir con un kamikaze al volante(?) —se marea fácilmente—.
→ Que se rían demasiado de su muy especial caligrafía.
— Historia —
No es necesario hablar de la infancia de Neri. Pues no desentraña ningún misterio, así como tampoco se ve esencial tener que relatarla al ser básicamente como la de cualquier niño en el mundo malcriado y feliz —por diferentes que puedan ser los motivos—.
Cabe decir que no se sabe con seguridad cuando el pequeño que todos tenían por un bicho dulce e ingenuo comenzó a quedarse con la gente del diminuto pueblo dónde le criaron. Pero si sabríamos decir el por qué habría decidido continuar engañando a los demás: porque era divertido. Por mucho sacrifico que ello conllevara, como el de dejar que los demás siguieran pensando que era un zoquete que no sabía cuál era su mano derecha —y aunque en efecto, eso era cierto a veces, él al menos sabía usar las dos manos—. Al principio eran pequeños detalles, comentarios inocentes que lograban que sus amiguitos se metieran en líos. Primero con sus padres, y luego con las autoridades del pueblo.
¿Acaso era malo inculpar a los demás de las cosas que hacía él, y sentirse satisfecho por ello? Evidentemente lo era, pero desde el punto de vista de Neri era una lección aprendida para ellos.Cría cuervos y te picarán los ojos, en otras palabras: no jodas al disléxico del barrio porque puede estrellar el coche de tus padres en la estación de autobuses, darte la culpa y salirse con la suya. Lo que vendría a llamarse forzar el karma.
Como era evidente los pequeños juegos como aquellos, así como los timos menores y apuestas de nada no llegaron a satisfacer del todo a Neri, que sentía asfixiarse en aquel diminuto pueblo lleno de gente tan ingenua como supuestamente era él —pero tan crueles como un niño de prescolar, parecían salidos del mismísimo infierno— y con una familia sobreprotectora que no tenía más esperanzas en él que el que terminara trabajando limpiando algo.
Siendo un adolescente estúpido, Neri abandonó su hogar y se dirigió a cualquier ciudad grande dónde pudiera encontrar nuevos objetivos a los que robar ganarles su dinero. Era fácil adivinar lo difícil que podía resultar para un niño adaptarse al ritmo de una gran ciudad, por observador y perspicaz que fuera el niño en cuestión. Sin embargo, Neri tenía el tiempo del mundo —en realidad, hasta que se le fundieran los ahorros— para invertirlo en nuevas maneras de conseguir un poco de aquellos que tenían demasiado —al menos eso parecía si podían permitirse perderlo—. Lo más fácil era jugar, pero en los locales de aquella ciudad uno no era bien recibido una vez se descubría lo bueno que era contando cosas, y después del primer intento de partirle un par de huesos, Neri aprendió que debía ser mucho más cuidadoso.
A pesar de sus esfuerzos —y muchos éxitos—, Neri era tan sólo un estúpido adolescente rencoroso —cuyas venganzas a veces llamaban la atención, como en aquella carrera de caballos que hizo perder casi un cuarto de millón a cierto amiguito nuevo suyo, y como no tuvo suficiente con eso, Neri quiso hacerle saber que era cosa suya escribiendo en la corona de flores del vencedor un mensaje ofensivo al perdedor que se diera aludido— que se metía en muchos líos, ganaba más de lo que pensaba gastar —al fin y al cabo, el dinero no era algo que tuviera importancia para él. Era absurdo que en aquel momento subestimara tanto el poder que tenían esos verdecitos papeles— y que llamaba la atención de gente con la que no era inteligente jugar. Pero de nuevo, Neri era un simple adolescente. Uno muy estúpido a pesar de las facultades que tenía y que podrían haberle hecho alguien brillante.
Cuando uno anda molesto con el mundo por algo que un reducido número de personas provocó, no parece ver bien a dónde su periplosubnormal sin sentido le conduce y eso es lo que le sucedió a Neri. En un intento de evitar el verse con las piernas rotas —o preso—, decidió tomar la no muy sabia decisión de colaborar con uno de esos hombres que había decidido amenazarle por sus constantes humillaciones —eso decían, Neri nunca pensó realmente que sus pequeñas bromas pudieran considerarse humillantes—. Nadie le iba a decir que aquel contrato que firmó con tanta frustración —con sus lentes extraviados, las letras diminutas que le bailaban grotescamente casi le provocaron nauseas— iba a ser lo que pusiera fin a su "brillante" futuro. En ese momento, Neri pensó —como solo un bobo lo haría— de que con aquella alianza el daño estaba enmendado.Con el contrato firmado, el ingenuo de Normie viajó junto a su nuevo colega a Aramise, dónde tenía la sede de su empresa.
Y así, con el paso del tiempo el lucecita descarriado logró rebajar su intensidad adolescente.
Para cuando llegaron preguntando por él, Neri había conseguido comenzar a labrarse un nombre en el grupo selecto de corredores de apuestas. Y aunque no pudo ver su propia expresión, Neri sabía que se habría muerto de la risa —más si hubiera sido otro— cuando zarandearon el contrato que unos años atrás había firmado. Le explicaron que formaba parte del embargo de bienes de su colega, que él —muy amablemente— les había cedido el contrato para liquidarlo.
Si hubiera podido, Neri se habría golpeado a sí mismo por haber olvidado tan crucial detalle como un contrato que firmó sin leer. Sin embargo, lo único que hizo fue el recuento mental de cuánto iba a perder y reírse por ello casi todo lo que duró el trayecto hasta el mercado negro, dónde lo tasaron como si fuera una baratija cualquiera para luego encerrarle con el resto de la mercancía.
Aquella vez le había tocado a él ser golpeado por el karma, lo que resultó en una ironía cruel —más que una catarsis—. La próxima vez sólo debía procurar no olvidar —y aprender a llevar las gafas pegadas a él—.
Cabe decir que no se sabe con seguridad cuando el pequeño que todos tenían por un bicho dulce e ingenuo comenzó a quedarse con la gente del diminuto pueblo dónde le criaron. Pero si sabríamos decir el por qué habría decidido continuar engañando a los demás: porque era divertido. Por mucho sacrifico que ello conllevara, como el de dejar que los demás siguieran pensando que era un zoquete que no sabía cuál era su mano derecha —y aunque en efecto, eso era cierto a veces, él al menos sabía usar las dos manos—. Al principio eran pequeños detalles, comentarios inocentes que lograban que sus amiguitos se metieran en líos. Primero con sus padres, y luego con las autoridades del pueblo.
¿Acaso era malo inculpar a los demás de las cosas que hacía él, y sentirse satisfecho por ello? Evidentemente lo era, pero desde el punto de vista de Neri era una lección aprendida para ellos.Cría cuervos y te picarán los ojos, en otras palabras: no jodas al disléxico del barrio porque puede estrellar el coche de tus padres en la estación de autobuses, darte la culpa y salirse con la suya. Lo que vendría a llamarse forzar el karma.
Como era evidente los pequeños juegos como aquellos, así como los timos menores y apuestas de nada no llegaron a satisfacer del todo a Neri, que sentía asfixiarse en aquel diminuto pueblo lleno de gente tan ingenua como supuestamente era él —pero tan crueles como un niño de prescolar, parecían salidos del mismísimo infierno— y con una familia sobreprotectora que no tenía más esperanzas en él que el que terminara trabajando limpiando algo.
Siendo un adolescente estúpido, Neri abandonó su hogar y se dirigió a cualquier ciudad grande dónde pudiera encontrar nuevos objetivos a los que robar ganarles su dinero. Era fácil adivinar lo difícil que podía resultar para un niño adaptarse al ritmo de una gran ciudad, por observador y perspicaz que fuera el niño en cuestión. Sin embargo, Neri tenía el tiempo del mundo —en realidad, hasta que se le fundieran los ahorros— para invertirlo en nuevas maneras de conseguir un poco de aquellos que tenían demasiado —al menos eso parecía si podían permitirse perderlo—. Lo más fácil era jugar, pero en los locales de aquella ciudad uno no era bien recibido una vez se descubría lo bueno que era contando cosas, y después del primer intento de partirle un par de huesos, Neri aprendió que debía ser mucho más cuidadoso.
A pesar de sus esfuerzos —y muchos éxitos—, Neri era tan sólo un estúpido adolescente rencoroso —cuyas venganzas a veces llamaban la atención, como en aquella carrera de caballos que hizo perder casi un cuarto de millón a cierto amiguito nuevo suyo, y como no tuvo suficiente con eso, Neri quiso hacerle saber que era cosa suya escribiendo en la corona de flores del vencedor un mensaje ofensivo al perdedor que se diera aludido— que se metía en muchos líos, ganaba más de lo que pensaba gastar —al fin y al cabo, el dinero no era algo que tuviera importancia para él. Era absurdo que en aquel momento subestimara tanto el poder que tenían esos verdecitos papeles— y que llamaba la atención de gente con la que no era inteligente jugar. Pero de nuevo, Neri era un simple adolescente. Uno muy estúpido a pesar de las facultades que tenía y que podrían haberle hecho alguien brillante.
Cuando uno anda molesto con el mundo por algo que un reducido número de personas provocó, no parece ver bien a dónde su periplo
Y así, con el paso del tiempo el lucecita descarriado logró rebajar su intensidad adolescente.
Para cuando llegaron preguntando por él, Neri había conseguido comenzar a labrarse un nombre en el grupo selecto de corredores de apuestas. Y aunque no pudo ver su propia expresión, Neri sabía que se habría muerto de la risa —más si hubiera sido otro— cuando zarandearon el contrato que unos años atrás había firmado. Le explicaron que formaba parte del embargo de bienes de su colega, que él —muy amablemente— les había cedido el contrato para liquidarlo.
Si hubiera podido, Neri se habría golpeado a sí mismo por haber olvidado tan crucial detalle como un contrato que firmó sin leer. Sin embargo, lo único que hizo fue el recuento mental de cuánto iba a perder y reírse por ello casi todo lo que duró el trayecto hasta el mercado negro, dónde lo tasaron como si fuera una baratija cualquiera para luego encerrarle con el resto de la mercancía.
Aquella vez le había tocado a él ser golpeado por el karma, lo que resultó en una ironía cruel —más que una catarsis—. La próxima vez sólo debía procurar no olvidar —y aprender a llevar las gafas pegadas a él—.
—Objetos Personales—
→Algunos accesorios que llevaba encima cuando se lo llevaron —cinturones, cinta de pelo, collar de perro —.
→Unas baquetas que le confiscaron después de que tratara de clavárselas a uno de sus nuevos compañeros de piso…en los ojos.
→Unas baquetas que le confiscaron después de que tratara de clavárselas a uno de sus nuevos compañeros de piso…en los ojos.
—Imágenes—
- Spoiler:
••Información del físico••
Toma -AMNESIA
Neri- Luz/Rei
- Mensajes : 3
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Miér Dic 18, 2013 2:48 pm por Gumi
» ✖ Nagisa { I D ] ✖
Miér Dic 18, 2013 2:35 pm por Nagisa
» Mr. Rainbow Muffin [ID]
Miér Dic 18, 2013 2:28 pm por Elliot
» Fuuma, The Hunter.
Sáb Oct 12, 2013 9:24 pm por Fuuma
» Subaru, the twin vampire
Sáb Oct 12, 2013 9:02 pm por .Subaru.
» ✖ Kamui
Mar Oct 01, 2013 6:20 pm por Kamui.
» Fly, Fly Butterfly~ [Rei's ID]
Mar Sep 10, 2013 10:31 pm por Vivien
» Di algo del avatar de arriba
Sáb Sep 07, 2013 8:59 am por Asato
» Cuenta hasta 10
Sáb Ago 31, 2013 3:44 pm por Rin